Parroquía de San Bartolomé


Se encuentra situada en la plaza mayor de la ciudad configurando un espacio arquitectónico de gran monumentalidad junto a otros edificios administrativos y privados.

La Iglesia parroquial de San Bartolomé es un templo de planta basilical de tradición gótico-mudéjar, realizado casi en su totalidad con piedra molinaza. Adosados al muro de la Epístola, donde está la entrada principal, se encuentran, desde los pies, el coro en la nave central, el baptisterio, la sacristía y la torre campanario que comunica con unas dependencias en esviaje con respecto al eje central. Hacia el centro de la nave del Evangelio se ubica una capilla, de grandes dimensiones, conocida popularmente como capilla de Nuestra Señora del Rosario.

Cuenta con tres naves, la central más alta. La cabecera del templo es triple, cubierta con bóvedas de terceletes con ligaduras. Destaca la Capilla Mayor por su profundidad y disposición poligonal, desde donde preside nuestro titular el Santísimo Cristo de la Misericordia, frente a las laterales de disposición cuadrangular. La nave central se cubre con artesonado con labores de estrellas de lazo y piñas de mocárabes, labor que se complementa con tirantas decoradas. Las naves laterales con bóvedas de arista separadas por arcos fajones, mientras que el presbiterio lo hace con bóveda de crucería gótica. Las naves, divididas en cuatro tramos, se encuentran separadas por pilares de sección cruciforme que soportan arcos apuntados y doblados con rosca cuadrangular y sencilla. La diferencia en altura entre la nave central y las laterales es aprovechada para abrir grupos de tres vanos apuntados, que se corresponden con cada uno de los tramos en los que se dividen las naves.

Al final de la nave central se encuentra el coro, con dos órdenes de sillería, de nogal, cerrado por una sencilla verja de hierro. La portada situada a los pies del templo desapareció al construirse el coro, quedando como testigo de la existencia de la misma un simple brocatel.


La Capilla del Sagrario, llamada también de Nuestra Señora del Rosario, se sitúa en el tercer tramo de la nave del Evangelio. Se trata de un recinto cuadrangular, con tres altares, cubierto por cúpula de media naranja sobre pechinas, ricamente decorada con molduras barrocas quebradas y superpuestas, que agudizan la sensación de movimiento. Pilastras escalonadas en los ángulos sustentan esta cúpula sobre pechinas rematada por linterna, profusamente decorada con yeserías policromas de motivos florales, de hojarasca y escudos.

La Sacristía se sitúa entre la portada principal y la Torre. Se accede a ella mediante una portada conformada por un frontón triangular sobre ménsulas, coronándose el conjunto por jarrones. El interior alberga un blasón con los símbolos de Santiago y San Bartolomé. El recinto es de forma cuadrangular y está cubierto por bóveda baída. En 1612 se construyó la nueva sacristía, quedando la anterior como antesacristía. Las obras fueron costeadas por el obispo de Córdoba D Pablo de Laguna, cuyo escudo se observa en la decoración exterior de una ventana a la plaza. La construcción fue realizada por Pedro García, Melchor de Osuna, maestros canteros y Martín Gómez de Lara, cantero y albañil. Es de planta cuadrangular, cubierto por bóveda ovalada sobre pechinas que descansa en cuatro arcos de medio punto.

El baptisterio está fechado en 1760. Consta de una estancia cubierta por bóveda de arista rebajada a la que se accede por un vano en forma de arco de medio punto. Sobre el baptisterio está instalado el Archivo cuya documentación se remonta al siglo XVI.

Al exterior, destaca del conjunto de la fábrica realizada en piedra molinaza, tan característica de esta zona, la portada principal se encuentra tallada en piedra blanca. La portada principal, situada en la nave de la Epístola se presenta retranqueada respecto al conjunto del edificio. En ella se muestra la fusión del gótico tardío con el renacimiento, todo ello de finales del siglo XV y comienzos del XVI. Ésta se estructura en dos cuerpos; el primero, adintelado, con el marco achaflanado decorado con de motivos de galleta, flanqueado por sendas columnas adosadas y superpuestas, cuyos capiteles decorados con motivos de cardinas sirven de base a las esculturas de San Bartolomé y Santiago. Sobre el dintel de la puerta arranca el segundo cuerpo, formado por un gran friso, a modo de dintel, con decoración de tetralóbulos que se van combinando con cuadrados de lados curvilíneos, de cuyos extremos parte un arco de medio punto sobre el que campea otro arco conopial que en su parte central sirve de soporte a una escultura de la Virgen del Rosario. Ambos arcos se encuentran decorados con elementos de hojarasca gótica, todo ello enmarcado por un gran alfiz que llega hasta la cornisa, en la que destacan modillones de rollo con decoración de bolas. El tímpano alberga una sencilla ventana flanqueada por dos escudos insertos en coronas de laurel, que se corresponderían con el de la parroquia y el del obispo don Iñigo Manrique.

Junto a la portada de acceso se sitúa la Torre de tres cuerpos rematados con cúpula. Su edificación comenzó en 1548, siendo atribuida a Hernán Ruiz II. El primer cuerpo albergó la sacristía, ascendiéndose a ella a través de una escalera de caracol, según trazas de Juan de Ochoa, maestro mayor de la Catedral de Córdoba, obra que fue realizada por Pedro García, maestro cantero vecino de Montoro, entre 1587 y 1590. Ante la falta de fondo la inconclusa torre fue cubierta por un tejado de tejas, bajo la cual se colocaron dos campanas. No será hasta 1807 cuando, el Obispo D. Pedro Antonio de Trevilla, decida finalizar su construcción, rehaciendo los dos últimos cuerpos; obra que duró hasta 1817.

El fuste y el primer cuerpo de campanas son de planta cuadrada, mientras que el segundo cuerpo y el remate cupulado son de planta octogonal. El fuste carece de vanos y decoración con la salvedad de un pequeño edículo sustentado por columnas toscanas rematado por una imagen de la Asunción, tras el cual se abre una ventana con el escudo del obispo de Córdoba D. Leopoldo de Austria, situado en el frente de la plaza mayor. El segundo cuerpo parte de una cornisa que sustenta una balaustrada con remates en sus esquinas. Éste se estructura mediante vanos de medio punto, con campanas, flanqueado por grandes pilastras que se elevan hasta un entablamento que sirve de apoyo al tercer cuerpo. Sobre el vano que da a la plaza se sitúa la esfera del reloj que marca las horas de la ciudad, colocado en 1821. Sobre la cornisa, de nuevo, un antepecho macizo con decoración de copetes en sus esquinas da paso al tercer cuerpo octogonal rematado en cúpula. En sus cuatro frentes principales los vanos de medio punto alojan campanas, en sus cuatro frentes menores se disponen remates piramidales sobre pedestales. Los vanos de campanas se encuentran flanqueados por pilastras que se elevan hasta el entablamento sobre el que cabalga la cúpula, rodeada de copetes sobre pedestales unidos por balaustrada y un remate central a modo de copete coronado por una cruz y veleta de forja, lo que aporta verticalidad al conjunto.

La iglesia comenzó a edificarse a principios del siglo XV, bajo el episcopado de D. Iñigo de Manrique, quien, en 1439, trasladó a esta iglesia la de Santa María de la Mota, que fue la primera parroquia que tuvo Montoro. Ésta se encontraba ubicada junto al Castillo que por estas fechas se había quedado pequeña, por ello fue trasladada a este nuevo lugar que con el tiempo se convertiría en el centro neurálgico de la población.

La construcción de la iglesia se comenzó por la cabecera y tras su finalización se observó que era insuficiente para albergar a al población en los ritos litúrgicos. En 1579 el visitador general apuntó la necesidad de que el edificio fuese agrandado. Con este motivo, en 1581 es llamado Hernán Ruiz II, maestro mayor, para que diseñase la traza al objeto de añadirle una nueva nave. Pero estas obras no llegaron a realizarse ya que en 1590 se vuelve a insistir sobre su pequeñez. Será a partir de este momento cuando se le comiencen a añadir capillas y nuevas construcciones a los largo del siglo XVII, XVIII e incluso en el XIX con la culminación de la torre.

Esta iglesia sufrió los avatares de 1936, siendo incendiada, por lo que tras finalizar la Guerra Civil fue restaurada por Regiones Devastadas, obra que no fue muy afortunada.



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